Los gastos ordinarios son los relacionados con el mantenimiento, cuidado y reparación de los elementos comunes, como el seguro del edificio, el mantenimiento del ascensor, la antena de televisión, la calefacción, el tejado, la fachada, la piscina, o los sueldos del conserje del edificio, del personal de limpieza o del jardinero, etc.
En una comunidad de propietarios, los gastos extraordinarios son aquellos que no se pueden prever pero que son necesarios o urgentes en ese momento.
Por ejemplo, los gastos realizados para prestar un nuevo servicio a la comunidad, como la instalación de ascensores o el desbroce de pendientes.
O los gastos extraordinarios realizados para adaptar el edificio a un cambio de normativa, como una inspección técnica del edificio o la modernización o reforma de un ascensor.
Estos gastos suelen estar cubiertos por un fondo de reserva.
Si el fondo de reserva no es suficiente, la comunidad de propietarios debe decidir una cuota adicional, lo que supone un aumento temporal de la cuota comunitaria.
Este tipo de gasto debe ser aprobado por los propietarios mediante una votación.
Su aprobación requiere el voto de la mayoría de los propietarios, que a su vez representan la mayoría de las acciones.